Es una pareja que, junto a otra de tarabilla común (Saxicola torquata) y algunos ejemplares de cogujada montesina (Gallerida theklae), me encuentro sistemáticamente en un collado de la Serra dels Murs muy próxima al Parc Natural de la Serra d'Irta.
Esta vez, al detener el coche y salir para realizar los 10 min. de escucha, tanto el macho como la hembra se encontraban posados en los cables de un tendido. Al advertir que mi presencia se prolongaba, se aproximaron hasta unos 3 m. de distancia, intercambiando llamadas de alarma entre ambos y, sobre todo la hembra, con un visible estado de excitación.
Tuve tiempo de sacarles estas fotos con la cámara, aunque al utilizar el zoom digital estas no son de muy buena calidad. No quise investigar más para no poner en peligro la nidada.
Curiosamente, esta vez no aparecieron las tarabillas, aunque si algún pardillo común (Carduelis cannabina) y, a lo lejos, un roquero solitario (Monticola solitarius) que también fotografié, aunque como podéis comprobar con ínfima calidad.
Fotos: Virgilio Beltrán
El resto de la jornada no reparó nada excesivamente reseñable salvo, quizás, el avistamiento de un macho de Aguilucho cenizo (Circus pygargus).
No se que tienen las collalbas (en mi caso las grises, que son las que abundan por Pamplona), pero me parece un pajarito encantador. Las veo cerca de mi trabajo, revoloteando entre los edificios y escapando a mi curiosidad que me hace perseguirlas para verlas de cerca. Quizá es la sobreabundancia en Pamplona de otros pajaros más vulgares como el gorrión o las palomas lo que me hace pararme cuando veo una collalba, un colirrojo tizón o una tarabilla y admirar su timidez y su rápida retirada a una percha desde la que se sientan más seguros.
ResponderEliminarGracias por compartir tu comentario en el blog, Alber!!
ResponderEliminarEn Valencia ciudad, donde vivo, no se ven Collalbas, pero me ocurre algo parecido a lo que tu describes con las Lavanderas blancas que si son abundantes, sobre todo en invierno.